El zanate | IIES

El zanate

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El zanate

Mirada de oro

Arco iris oculto

Alegre canto

Si alguna vez has escuchado en medio del tráfico citadino un canto que te transporta de inmediato hacia paisajes tropicales y a la costa, entonces tal vez conozcas los sonidos del zanate. El zanate es un pájaro grande, con plumas de un azul tornasol tan obscuro e intenso que parece negro, de profundos ojos amarillos y larga cola que vemos en los parques y jardines de nuestras ciudades, y que cuando vamos a la playa va de palapa en palapa robándonos la comida cuando nos descuidamos un instante. Aunque se le confunde con el cuervo con facilidad debido a su obscuro plumaje, y generalmente se le nombra como tal, el zanate es más pequeño y menos corpulento que esta famosa ave ¡Pero puede ser mucho más escandaloso! De hecho, su relación con los cuervos es muy lejana. Más bien, el zanate es primo cercano de las calandrias, los bolseros, tordos, oropéndolas y otras aves de la familia Icteridae.

En los periodos anteriores a la conquista, el zanate habitaba únicamente en la región del Golfo de México, sobre todo en las zonas pantanosas del sur de Veracruz y de Tabasco. Fray Bernandino de Sahagún nos cuenta en el Códice Florentino, que el emperador azteca Ahuízotl ordenó el traslado del ave al centro del país, pues le gustaba mirarlo y escuchar sus múltiples cantos. Una vez liberada el ave en el Valle de México, ésta rápidamente comenzó su expansión a otras partes del país, sobre todo a zonas donde el agua fuera abundante y hubiera espacios abiertos disponibles. El zanate fue un ave muy apreciada por los indígenas tanto por su canto, como por el enigmático color de sus plumas, las cuales se cree que pudieron haber sido utilizadas para adornar a los jerarcas o para la fabricación de objetos destinados a rituales. De hecho, el nombre que los aztecas le daban a este pájaro era teozanatl, que significa pájaro divino, nombre del cual se deriva su actual nombre común, zanate.

En esta especie es fácil distinguir al macho de la hembra, tanto por una marcada diferencia de color como de tamaño. El macho esde colores oscuros y tornasolados como ya mencionamos y es casi dos veces más grande que la hembra, la cual es de color marrón. Además, el macho es un excelente cantarín que cuenta con un amplio repertorio de canciones que utiliza tanto para comunicarse como para conquistar a las hembras. Tiene tantos cantos diferentes, que si nos mostraran todo su repertorio, podríamos escucharlos por más de 10 minutos sin que repitieran una nota. La hembra por su parte, además de conformar la mayor parte de las poblaciones debido a que nacen más polluelos de este sexo, es la encargada de construir el nido y dar cuidado a las crías en tiempo de reproducción.

En el siglo XX, junto con el crecimiento de las ciudades y las zonas agrícolas, el zanate comenzó a expandirse ocupando casi todo el territorio mexicano, a excepción de Baja California. Si te preguntas cómo es que el zanate tuvo tanto éxito en su conquista por el país, la clave está en su gran habilidad para adaptarse a casi cualquier ecosistema mientras haya agua disponible. Los grupos de zanates se pueden establecer cerca de cuerpos de agua, en pastizales, en zonas agrícolas y ganaderas, en parques, jardines, basureros e ¡Incluso en campos de golf! Además, los zanates comen casi cualquier cosa y al ser aves muy sociales, se organizan para hacer frente a otras especies que quieran sacarlos de su territorio, aun cuando sean aves más grandes que ellos.

Hay una anécdota interesante sobre el zanate y el color de su plumaje. Jean-Jacques Audubon, un naturalista francés-estadounidense de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, conocido por algunos como el padre de la ornitología en este continente, dedicó gran parte de su tiempo a pintar aves, y un día quiso pintar a un zanate. Aunque Audubon tenía mucha experiencia pintando aves, cuando trató de pintar al zanate se vio sorprendido por los distintos colores que éste puede tomar, llegando a afirmar que ningún pintor, por dotado que fuese, podría plasmar los azules, morados, bronces e incluso verdes que suelen verse en el plumaje de los zanates dependiendo de la luz que los ilumine. Así que la próxima vez que escuches su canto, pon atención y quizá llegues a ver un poco de la magia que esta alegre ave esconde entre sus plumas.

Paulina Cerna y Jorge Schondube

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