Artículo: Cynanthus latirostris

Autor: Jorge Schondube. 2017. Artículo de divulgación electrónica. Laboratorio de Ecología Funcional, IIES, UNAM.

 

Cynanthus latirostris, Colibrí pico ancho

Estrella fugaz

oculta entre flores

ave guerrera

 

Aquel instante emplumado, ese fugaz tornasol que se pierde entre las plantas y flores de nuestro jardín cual un pequeño Houdini, es un colibrí, el colibrí pico grueso, conocido por los científicos como Cynanthus latirostris. Su nombre viene del latín kuanos (azul oscuro) y anthos (flor) y está asociado con el nombre de Circe, la ninfa marina, hija del sol y del océano, famosa por sus artes mágicas. Latirostris quiere decir rostro ancho. De este modo, la especie ha sido poéticamente descrita como una mágica flor azul de pico ancho.

Así como nosotros lo observamos paseando por los jardines de nuestras casas con su peculiar aleteo, que es tan rápido que es casi imperceptible para el ojo humano, nuestros antepasados también sentían una especial atracción por esta llamativa ave. Colibrí, en nahua se dice huitzitzilin, y quiere decir espina, nombre que recibieron porque su pico es agudo y punzante. Estas espinas voladoras utilizan su pico y su lengua para sacar el néctar de las flores, así como para llevar a cabo feroces combates con otros colibríes.

Se ha pensado que para los aztecas, los colibríes simbolizaban la guerra, ya que, aunque los colibríes son pequeños y podrían parecer inofensivos, son en realidad muy territoriales y por cualquier motivo luchan con las aves que invaden sus terrenos en intensos duelos que se asemejan a la esgrima. Tal es la fiereza de estas diminutas guerreras al defender un grupo de flores, que el dios de la guerra de los aztecas fue llamado Huitzilopochtli o colibrí zurdo. De modo similar, varios emperadores aztecas fueron nombrados siguiendo los atributos de estas aves, como es el caso Huitzilíhuitl que quiere decir pluma de colibrí, representando la fuerza y belleza de estas aves.

En la actualidad no vemos al colibrí como el magnífico y feroz guerrero que es, sino que hemos cambiado su imagen por la de un símbolo de ternura y amor. Este cambio en nuestra cosmovisión parece ser el resultado de que vemos a las flores y a los objetos bellos que se asocian con ellas, como símbolos o regalos de cortejo y amor. Sin embargo esta nueva simbología puede no ser benéfica para los colibríes, ya que en algunos lugares de nuestro país se tiene como tradición matarlos y guardar o comer su cuerpo o su corazón para tener suerte en las relaciones amorosas.

Más que por ser guerrera, o portadora de suerte amorosa, el colibrí es un ave muy importante para los ecosistemas por la dieta que tiene. Al volar entre flores, chupando el néctar que éstas tienen en su interior, los colibríes se llenan de polen, y cuando van a la siguiente flor lo transportan de manera involuntaria, permitiendo la reproducción de las plantas al llevar a cabo su polinización. Podríamos pensar que un ave tan pequeña comería poco, y por lo tanto, visitaría pocas flores. Pero con el colibrí ocurre lo contrario, al ser tan activo, necesita constantes dosis de energía, como si fuera un deportista de alto rendimiento bebiendo bebidas energéticas, por lo que se alimenta continuamente. ¡Un colibrí llega a beber hasta 4 veces su propio peso en néctar en un sólo día! Como la mayoría de las flores producen néctar en cantidades muy pequeñas, un colibrí puede visitar cientos e incluso miles de flores diariamente, lo que los convierte en magníficos polinizadores.

Su relación con las flores es tan íntima e intensa, que cuando hay campos llenos de flores pueden juntarse cientos de colibríes a visitarlas. Estas grandes aglomeraciones de colibríes nos permiten ver sus despliegues aéreos y escuchar los zumbidos que hacen con las alas y con la cola. Muchos de estos zumbidos son generados a propósito como una comunicación acústica para llamar la atención de otros colibríes. Estas grandes aglomeraciones de colibríes nos han causado tal impresión a los humanos, que hay poblaciones en nuestro país que han sido bautizadas por la presencia de estas aves. Algunos ejemplos probables de esto son Huitzilac en Morelos, o Tzintzuntzan en Michoacán. Este último sitio fue bautizado utilizando el nombre en purépecha de los colibríes, una onomatopeya que trata de imitar el sonido que estos producen con su rápido aleteo (tzin-tzun-tzan).

Cuando los colibríes se reproducen, la hembra juega el papel central, ya que el macho sólo copula con ella y no vuelve a participar después. De modo que es ella la que construye el nido, pone los huevos, los empolla, y cuida de las crías. El nido es construido sobre árboles, arbustos o enredaderas. Sobre todo les encantan las enredaderas que cuelgan, como el Cissus. Utilizan musgo, líquenes, pasto, trocitos de hojas secas, y en las ciudades recurren incluso al pelo de perros y gatos, utilizando telarañas como pegamento para unir todos los materiales. Cuando los polluelos nacen, tienen un pico corto y ancho que en nada se parece al pico de un colibrí adulto. El pico crece rápidamente, alcanzando su tamaño final unas dos o tres semanas después de que los polluelos abandonan el nido.

Los colibríes, al tener una dieta basada en néctar, pueden adaptarse a casi cualquier lugar donde encuentren flores o un bebedero del que alimentarse, además de un buen sitio para colocar su nido. Es por eso que no les cuesta mucho trabajo vivir en los jardines de las ciudades, permitiéndonos el deleite de verlos por instantes bailando por el aire entre flores y jardines, llenándonos la vida de instantes coloridos y mágicos.

Cynanthus latirostris es uno de los colibríes más comunes en las ciudades de México y es fácil atraerlo a nuestros jardines si cultivamos unas cuantas especies de plantas con flores. Algunas especies que les gusta mucho visitar son la Lantana, también llamada siete colores, la llamarada, o los hibiscos. Así que si plantamos un jardín de flores, o ponemos macetas con plantas que les den de comer a estos colibríes, podremos contar con sus visitas y dejarnos influir por su espíritu guerrero, o con algo de suerte hasta recibir fortuna en asuntos de amor. Eso sí, sin tener que arrancarles el corazón.

*Esta publicación de divulgación es resultado del proyecto de Investigación “El papel de las especies dominantes en la estructuración de las comunidades de colibríes” Financiado por el programa PAPIIT-UNAM (proyecto: IN212216).